En el juego de la democracia, en ocasiones la alternancia entre las opciones conservadora y progresista no se nota únicamente cuando desde el poder ejecutan o derogan, sino también en lo que no hacen o dejan de lo hecho anteriormente por otros.
¿A qué me refiero? Con un par de ejemplos basta.
La UCD y Leopoldo Calvo Sotelo consiguieron que España ingresara en la OTAN. El PSOE y Felipe González sufrieron un fuerte desgaste porque, en contra de lo que prometieron, lucharon por la permanencia de nuestro país en la Alianza Atlántica.
El PSOE y Felipe González aprobaron la ley de interrupción voluntaria del matrimonio, el aborto, en tres supuestos concretos. Cuando el PP y José Mª Aznar llegaron al poder ni tocaron una coma de la ley, de la que habían echado pestes por su boca.
¿Y a qué vienen estas reflexiones?
Hay situaciones en política que obligan al que está en contra de algo a callar y asumir lo anteriormente hecho, por responsabilidad. Hay veces que un partido no se atreve a acometer una reforma pero está deseando que dicha reforma sea aprobada por los otros para que tome cuerpo en la sociedad y ya no se pueda derogar (pasará con el PP y el matrimonio homosexual).
El debate sobre el retraso en la edad de jubilación de los españoles es una de esas reformas, quizá necesaria, quizá no, pero que debería haber planteado en todo caso el PP y no un gobierno socialista, a todas luces inoportuno a la hora de formular dicho debate y sus posteriores controversias.
¿Es necesaria la reforma del sistema de pensiones? Puede ser. ¿Es urgente, perentoria, dicha reforma? Yo creo que no. Actualmente y por desgracia lo único por lo que el gobierno debiera desvivirse es porque aumente el empleo en nuestro país y que la alarmante cifra de familias donde todos sus integrantes están apuntados al INEM descienda como sea (si no fuera por la economía sumergida...)
Por supuesto que hay muchos temas importantes, empezando por la absolutamente necesaria cobertura social de los desempleados, pero... ¿hacía de verdad falta abrir el melón de las pensiones y de la edad de jubilación?
Con la que está cayendo en el PP, donde un débil Rajoy ve aterrorizado día sí y día también cómo le van creciendo los enanos, estén implicados en "supuestas" tramas de corrupción, en escuchas ilegales, en batallas cainitas dentro de su mismo partido (Espe-Gallardón, Camps-Zaplana y sus herederos, De Cospedal-Camps), no se le ocurre otra cosa al gobierno que sacar un tema tan, tan delicado como que la gente trabaje dos años más, hasta los 67. ¿Pero quién asesora al gobierno?
Vamos a ver, estamos en España. No creo que en ningún país a mucha gente le haga gracia eso de ampliar la edad laboral, pero ¿en España? En España la gente quiere, en muchos casos, trabajar lo menos posible: los índices de absentismo y productividad laboral lo demuestran. Y hay otros factores: las condiciones económicas no son las mejores, los empresarios no invierten en seguridad del trabajador, el estrés, hace buen clima, todo se alía para que la gente que está trabajando espere como agua de mayo la jubilación, salvo excepciones.
Si esta medida quiere salir adelante, debe ser tomada por un partido de derechas (la patronal ya la ha aplaudido y el PP no ha dicho que no) y un gobierno posterior de izquierdas probablemente no la tocaría. El desgaste para el gobierno socialista puede ser morrocotudo si sigue en sus trece. La vicepresidenta Elena Salgado está disparando con bala sobre los derechos de su base electoral, los trabajadores. Y todo el PSOE se va a arrepentir, aunque me duela reconocerlo.
Viñeta de Enrique