Hacía mucho que no escribía poemas y a mediados de enero me levanté una noche, inquieto,
con la cabeza llena de voces y un recuerdo, un sentimiento de otros tiempos a flor de piel.
Y así se plasmaron estos versos, a los que he decidido llamar:
con la cabeza llena de voces y un recuerdo, un sentimiento de otros tiempos a flor de piel.
Y así se plasmaron estos versos, a los que he decidido llamar:
CINCO POEMAS Y UNA VIGILIA
I
La angustia ante el folio en
blanco siempre es menor
que la zozobra al estampar
mi corazón en tinta,
pararme a pensar el
dictado de mis sentimientos
por no parecer cursi,
por no parecer afectado,
por intentar que la estampida
de emociones
no pase por encima de mi
yo racional,
por superar el miedo escénico
ante una hoja de papel
no en blanco, por cierto,
en cuadrícula que me
retrotrae a la niñez que
guiaba mi letra,
mi letra que desafiaba
las normas como anticipo
de mi yo físico,
como anticipo desbordante
del amor nefando que dulce
sobrevenía en mí,
sobre ti también,
la pureza de una hoja en blanco
-o cuadriculada, como ahora-
no mancilla mis recuerdos,
veinte años,
mil lágrimas,
algún suspiro,
mucho más amor,
fluidos, caricias, besos,
sonrisas, primero quizá
encuentro de miradas,
furtivos corazones ávidos
uno del otro,
mentiras esquivas encerradas
en la vergüenza colectiva,
plegarias no atendidas
-qué raro-
desde el otro lado
donde tú pugnas entre el sí y el no,
entre el blanco y el negro,
¿y los grises? ¿y por qué no
un arcoiris que te alegre los
sentidos y apague tu conciencia
roída por los siglo de los siglos,
amén?
II
Un roce
una alerta
un calor
una puerta
un vacío
-después-
una duda
un anhelo
un imposible
-de nuevo-
un empezar
una búsqueda
-otra vez-
una mañana
-sin sol-
una noche
-sin luna-
un sofá
una copa
unos labios
un deseo
-empuja-
una culpa
-otra más-
una muesca
en tu ánimo
un amanecer
-vacío-
como siempre
como el folio
como el surco
en tu corazón.
III
He amado muchos cuerpos,
he deseado muchos más.
El tacto distinto de cada piel,
el olor sutil de una caricia,
de unos pelos enmarañados,
jugueteo lascivo de infante curioso,
unos ojos, guiños fluviales,
un infinito, qué se yo…
lo imposible se anhela más,
¿por qué lloro ahora de nuevo?
El exorcismo en el papel
no aleja los demonios de mi memoria,
recorrer con las yemas de los dedos
cada centímetro de tu ser,
cómo mis labios siguen el camino
trazado,
cómo mi lengua penetra en aquellos
conocidos intersticios
que saben a ti y goloso evoco
tu recuerdo fallido, porque no
estás ni se te espera,
pero mi mano roza el papel
como antes dibujaba espirales
en tu espalda y más abajo
-sí, ahí donde pierde su buen
nombre, también-
cómo intentamos ocultar las realidades,
lo que hemos amado,
lo que hemos perdido,
lo que ya no volverá.
IV
Desatado el poeta por
una noche de insomnio
o que las musas están de farra
-qué más da-
la vigilia del sentimiento
me recuerda a Sabina
-vaya por dios-,
cómo cantar al amor
sin parecer melindroso,
pero al recuerdo,
tantos años ya,
al registro de lágrimas
que dan fe
de historias a mitad
camino entre el corazón
y la polla
-aunque suene un poco vulgar-
amar sin dolor no es amor,
contradictorio quizá,
pero cierto como la puta vida
que te abre los ojos
y el esfínter, si hace falta,
para que veas y tragues
las lecciones de la pasión.
V
No sé, desvarío creo,
vuelvo a la cama con
los ronquidos dulces
como nana reparadora
de las grietas de antaño.
J. Rafael Sirvent
5 comentarios:
¿Por qué no sigues escribiendo? Se te da muy bien.
Besos.
Escribes muy bien y ademàs haces del poema un derroche de ilusiones mezcladas con pasiones y eso es dificil de ver por estos caminos.
un saludo
fus
Gracias a ambos, se hace lo que se puede...
Tiempo sin publicar...Y regresas de manera muy sobria y agradable...
Saludos amigo
Muchas gracias, Manuel
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