Con cuarenta años recién cumplidos falleció ayer José Picó, uno de los periodistas de Alicante más conocidos y queridos, jefe de municipal y política de La Verdad y Las Provincias.
Conocí a Pepe al principio de su carrera, hace ya bastantes años, cuando ABC comenzó a editar un suplemento sobre Alicante y yo me dedicaba a la política estudiantil en la Universidad de Alicante, con el colectivo CEU. Era la antítesis de mí mismo, es decir, se le veía bastante conservador no únicamente en la ideología, sino en la forma de ser, de vestir... Pero congeniamos y desde su tribuna periodística quiso darme cancha y cada cosa que hacía mi grupo tenía reflejo en sus artículos, bastante mordientes por cierto con la administración universitaria de aquella época.
Después de unas cuantas desilusiones de tipo personal con alguna gente que me rodeaba abandoné la defensa de los estudiantes universitarios y perdimos contacto, hasta que lo volvimos a retomar varios años después, cuando ya se sentaba en su mesa de la redacción de Óscar Esplá.
Cuando alguien muere y es elogiado por tanta gente, por algo es. Desde su posición daba caña tanto al PSOE como al PP alicantinos, pero todos se han unido para llorar su falta. Me consta que muchos de mis compañeros del sindicato (el SEP) también eran amigos suyos.
Me he permitido la licencia de publicar la foto que presidía su perfil de Facebook, donde está con dos de sus tres amores, su hijo y su despacho (evidentemente, falta su mujer).
Qué rabia da cuando muere buena gente y más tan joven. Vamos, una putada.
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