martes, 23 de febrero de 2021

¿Dónde estabas hace 40 años?

Hace cuarenta años, el 23 de febrero de 1981, yo estaba en clase de Ciencias Naturales, en 1º de BUP: El profesor, D. Antonio Serrano (entonces todos los profesores eran don/doña), fue interrumpido por el conserje, que llamó a la puerta, entró y le susurró algo; evidentemente, no podíamos ni imaginarnos qué pasaba, pero a D. Antonio le cambió la cara. Acto seguido dio por acabada la clase y nos conminó a que nos fuéramos a casa, sin hacer paradas, para llegar lo antes posible. En 1º de BUP hice varias amistades, como es lógico, pero una de esas amistades todavía perdura: Xavier Giner. Como vivíamos cerca (él en Carolinas Bajas y yo en Carolinas Altas), salimos del I.E.S. Jorge Juan, de donde éramos alumnos, hacia nuestras respectivas casas, caminando juntos y elucubrando sobre los motivos de que nos dejaran salir antes y con esas prisas.

Así comenzó la turbadora tarde que seguiría a la terrible noche en espera de noticias, con el miedo en el cuerpo, entre otros motivos, temerosos de lo que podría ocurrirle a mi primo, destacado activista por aquel entonces del Movimiento Comunista en la provincia. Cabe recordar que aquella  misma tarde, al caer la noche, la llamada División Maestrazgo realizó un despliegue en la ciudad de Valencia cumpliendo las órdenes del entonces capitán general de la III Región Militar, Jaime Milans del Bosch y Ussía, y los tanques se adueñaron siniestramente de la ciudad.




Ya sé que no vivimos en una democracia perfecta (ninguna lo es, por otro lado), pero los que pasamos por esos momentos (y los anteriores, aunque fueran los últimos años de dictadura franquista, recuerdo bien algunos aspectos duros e infames de la época) sabemos que hay que mimar lo que tenemos, la democracia, esta democracia denostada tanto por la extrema derecha como por la extrema izquierda, como hay que mimar a un hijo querido, alimentándolo, educándolo, corrigiendo sus defectos y enderezándolo para que crezca de manera correcta... ¿hay que arreglar, reformar cosas de esta democracia? Sí, muchas, pero no derribar el edificio entero, porque lo que intentemos construir no sabemos qué será y en esa incertidumbre, los que hemos conocido tiempos pasados, no queremos vivir.

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