sábado, 24 de abril de 2021

Pase lo que pase el 4-M en Madrid, pierde Casado

 Las cercanas elecciones a la Comunidad de Madrid del 4 de mayo dibuja unos escenarios políticos que, según mi modesto entender, no son nada halagüeños para el líder nacional del PP, Pablo Casado. Ahora voy a intentar explicar las razones que me llevan a conjeturar tal teoría.

Según todas las encuestas demoscópicas, el 4 de mayo entrarán a formar parte del parlamento madrileño PP, PSOE, Más Madrid, Vox y Unidas Podemos, quedándose descolgado Ciudadanos cuyo candidato, un hombre tan solvente y entusiasta como poco conocido, parece que no va a poder hacer entrar a su partido en el reparto de escaños.

De confirmarse esa premonición demoscópica, la situación en la Asamblea tendría tres escenarios, que voy a describir del menos al más posible de ellos:

-1º y menos posible: el PP y su candidata Díaz Ayuso sacan mayoría absoluta y no necesitan a nadie para gobernar.

-2º y de probabilidad media: las fuerzas de izquierda (PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos) consiguen sacar entre todos más diputados que el los partidos de la derecha y extrema derecha.

-3º y más probable: el bloque de derecha y extrema derecha (PP y Vox) obtienen mayoría absoluta con la suma de sus escaños.

Estos tres escenarios no presagian nada bueno para Pablo Casado, según veo yo.


En primer lugar, si Isabel Díaz Ayuso consigue mayoría absoluta, sería una bofeta bien dada en la cara de un líder que no ha conseguido ni una sola victoria desde que es líder y, como en el caso de Esperanza Aguirre, se puede envalentonar y, después del próximo fracaso de Casado (que lo habrá), IDA le disputará el liderazgo del partido a nivel nacional.


Analizando el segundo caso, resulta obvio que si la izquierda suma un escaño más que la derecha, los populares perderían la joya de la corona que es la Comunidad de Madrid y es la que está sustentando la oposición al gobierno central; sería un fracaso en toda regla, tanto de la desnortada IDA como de quien la puso al mando de la comunidad y no ha sabido ejercer un control sobre ella.


Y por último y por desgracia, más probable, la suma de PP y Vox puede sumar mayoría; no hay nadie tan ingenuo en el PP que vaya a creerse que en este caso el partido neofascista no va a pedir lo que le corresponde para que sus votos cuenten; Díaz Ayuso será presidenta si Rocío Monasterio es vicepresidenta. Y en ese caso, en España habría un terremoto político como reacción, frente a las barbaries que VOX puede plantear y lograr; en unas elecciones generales Abascal sacaría pecho y aunque el PP no bajara y las fuerzas de izquierda no tuvieran la mayoría, ¿qué partido nacionalista o regionalista auparía a VOX al gobierno de España? ¿PNV, catalanes, canarios, cántabros...? No lo veo, la verdad.

Así que que pese a las muchas sonrisas que despliega estos días de Pablo Casado, sabe que su liderazgo está en jaque y, muy probablemente, en un tiempo sea jaque mate. La cuestión de quién liderará luego el PP, si los más templados como Núñez Feijóo o los más desaforados, como Sánchez Ayuso, ya se verá, dependiendo de ese resultado del día 4 de mayo.




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