Lo de este chico, que no ha cumplido todavía los 23, es de superhéroe. Después del larguísimo enfrentamiento con el español Verdasco del sábado, el suizo Federer pensaba que llegaría cuanto menos cansado, pero no, Rafa Nadal cumplió con creces y en los últimos minutos destrozó a su contrincante que, impotente, no pudo más que reconocer la superioridad de Rafa y llorar por una vistoria que pensaba que tenía en la mano. Pero no, el Abierto de Australia, por vez primera, tuvo color español, el de Rafa Nadal. Y olé.
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