Un parto dolorido entrega vida
a la nada, un nuevo ser nace
para morir como un imbécil,
imagen trastocada de un dios
que no es Dios, sino un futuro incierto
ante una granada sangrante que EXPLOTA
y se abre. Como el mundo.
(J. Rafael Sirvent, Los violines no suenan mal, 2001. Retocado)
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