Desde que falleció mi madre, hace ya mucho, año tras año sigo una tradición navideña suya: que el segundo día de Navidad en casa se come arroz con pelotas. Es una fecha muy señalada para mí e intento compartirla con el mayor número de gente, amigos y familia. Pues bien, este año nos ha salido la fiesta rana, no ha podido ser, hemos tenido que suspender la comida, porque tanto Mariano como yo estamos enfermos. Él se ha ido a trabajar con 38º de fiebre, aunque ahora ya está mejor, pero yo no bajo de 38,5 º y encima he tenido que ir a urgencias del pueblo porque me ha dado un ataque de asma que no podía superar solo con el Ventolín. Menos mal que Manolo, mi amigo y médico de cabecera, ha venido raudo dejando, pobre, a su familia con la que estaba comiendo y ha estado en el ambulatorio conmigo y ha ido él a comprar el medicamento recetado, que no ha encontrado en ninguna farmacia y la doctora que me ha atendido ha tenido que cambiarlo... una odisea, che, vaya segundo día de Navidad... En fin, un día de estos os explico cómo se hace el arroz con pelotas, que sí hemos comido Mariano y yo pero sin la grata compañía de nuestros seres queridos.
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