hidalgo venturoso que recoge
-oh príncipe de cuento de hadas-
el sueño azul de una furcia
a la que salva de la cámara
donde la retiene cautiva
una madrastra pérfida
arrugada
-oh implacable cronos-
la recluye
con cirrosis ardiente consumiéndole las entrañas
veneno
veneno que un día acabará contigo
como un aleteo seguro y una ciática aguda
en medio de la nieve
espesa
(J. Rafael Sirvent, Los violines no suenan mal, 2001)
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