viernes, 25 de julio de 2014

Profetas del apocalipsis


En periodos de crisis tan largos como estos que vivimos no es nada extraño toparse con augures que profetizan que lo peor está por venir, que la sociedad está encaminada al colapso total y que pronto nos veremos peor que en Mad Max, apocalíptico film de ciencia ficción de 1979 (secuelas aparte).

Evidentemente, cada persona puede tener su propia visión del futuro, pero el problema viene cuando esa persona empieza a predicar con énfasis sus quimeras del tal manera que, o te conviertes a su fe catastrófica o simplemente eres un imbécil incapaz de comprender lo que te dice y ya pierde el interés en ti.

Este tipo de personas, que en apariencia pueden resultar atrayentes en cuanto a la posibilidad de debate, después pierden todo su atractivo porque su verborrea únicamente gira en una dirección, la que le encamina a él. 

Suele ser gente inteligente, abocada a uno u otro extremo ideológicamente hablando, pero incapaz de empatizar con los demás para compartir ideas, ya que únicamente las suyas son las verdaderas. 

Hubo un tiempo en que me entretenía debatir e incluso discutir con estas personas; no hace mucho volví a caer en el error. Pero no, mi visión del mundo es mía pero no me importa compartirla y modificarla, si así lo considero conveniente, porque los argumentos de mi interlocutor me pueden parecer sensatos. Lo que no estoy dispuesto es a malgastar mis ratos de ocio oyendo sandeces escupidas por talibanes ideológicos, gente del "conmigo o contra mí" o de "tú no te enteras de nada, qué lástima", como signo de menosprecio intelectual. 

Todavía queda mucha gente de mente abierta por descubrir y disfrutar. Menos mal.




lunes, 3 de marzo de 2014

Bon profit: Olleta a mi manera


Ingredientes:

-Un puñado de garbanzos, dos puñados de judías blancas, un puñado de lentejas.
-Dos puñados de arroz.
-Dos hojas de cardo.
-Una mata de acelgas.
-Una zanahoria.
-Una cebolla.
-Tres / cuatro patatas medianas.
-Una cabeza de ajos.
-Tres manitas de cerdo partidas.
-Un chorizo.
-Un blanquito.
-Una morcilla seca.
-Un trozo de tocino salado.
-Un poco de pan.
-Una hoja de laurel.
-Orégano.
-Aceite de oliva, sal, colorante, agua.

Las legumbres se ponen en remojo el día antes.
Se echan las legumbres, las hojas de cardo, las manitas, el chorizo, el tocino y el blanquito cortado a trozos en agua en la olla para que comiencen a hervir, con el colorante, la sal, el laurel y un poco de orégano; mientras hierve, sofreímos el pan, que machacamos en el mortero e incorporamos, Sofreímos la cabeza de ajos y la echamos entera a la olla. Y por último sofreímos la cebolla cortadita hasta que quede transparente y añadimos también .
Pasados tres cuartos hora / una hora, se le añade las patatas cortadas en trozos, igual que la zanahoria y la morcilla entera, para que no se rompa. 
A la media hora se le añade las acelgas y el arroz y se deja veinte minutos más en el fuego. 

Y a comer.

jueves, 13 de febrero de 2014

Para leer: Desde el vestíbulo de un hotel, de Tomás Mazón


 En este tiempo de convalecencia en el que me encuentro (operación de menisco, para quien no lo sepa), he podido deleitarme con la lectura de un libro de memorias del profesor de la Universidad de Alicante Tomás Mazón, compañero y amigo. 

 La obra se titula Desde el vestíbulo de un hotel. Esplendor y decadencia de esta actividad turística, publicada en 2013. Se trata de un compendio de recuerdos, anécdotas y análisis del autor de los casi treinta años que estuvo trabajando en diferentes hoteles alicantinos, primero como botones y después como recepcionista. 

 La semblanza de época y personajes es admirable y clarificadora; la presentación tanto de sujetos anónimos y de celebridades como de las peripecias por las que tuvo que pasar y que jalonan el volumen, desgranando las cosas buenas y malas de la profesión en esos tiempos, la deshumanización del sector hostelero con el paso de los años, la nula iniciativa de los propietarios de los hoteles para modernizar servicios, los errores garrafales políticos en el tema, el ambiente social, cultural y empresarial del Alicante de antaño… 

 Y todo ello contado con un estilo fresco, sencillo y socarrón, como antes lo hiciera mi apreciado y ya fellecido Fernando Gallar desde el ámbito de la gastronomía y la restauración.

 Un libro que todo estudiante de Turismo debería tener en su mesilla de noche y no sólo ellos, sino que es de lectura apetecible para cualquiera; se disfruta rápidamente, por la agilidad con la que está compartimentado y lo interesante de su contenido.

martes, 5 de noviembre de 2013

Nuevo disco y vídeo de Pedro Marín



Pedro Marín ha ido racionando temas y vídeos en los últimos meses, para ir haciendo boca a sus seguidores. El hombre mecánico es su último y esperado trabajo, del que se ha extraído como primer tema una antigua canción ("Cómprame"), publicada en los años '80 en México (no en España) a la que se le ha dado un toque nuevo, adaptado al estilo de su autor.  ¿Por cuánto dices que te vendes, Pedro? 



domingo, 27 de octubre de 2013

Bon profit: Arroz empedrado (empedrat)

Este arroz lo preparaba mi madre de vez en cuando y, si no me falla la memoria, desde que que murió hace más de veinte años no lo he vuelto a probar.

Aunque Mariano me dice que en Murcia su familia hace el arroz empedrado  en olla, juntando alubias blancas y garbanzos, yo siempre lo comí en paella y así lo he hecho hoy. Si gustáis...


Ingredientes:

Dos puñados de arroz por comensal, un frasco grande de judías blancas, 1 pimiento (normalmente rojo, pero como no tenía he utilizado verde), unos dientes de ajo, medio tomate pequeño maduro, sal, azafrán o colorante, pimentón rojo, aceite de oliva virgen extra y agua.

Se sofríen el pimiento a tiras y los dientes de ajo cortados y se retiran; ponemos agua a calentar (normalmente es el doble de agua que de arroz) mientras. Las alubias las habremos sacado del frasco y lavado en un escurridor, para quitarle ese "pringue" que tiene en la conserva (aunque hay quien dice que enriquece los guisos). Echamos en la sartén el tomate rallado y el arroz, les damos unas vueltas, añadimos el resto de ingredientes y el agua caliente. Ponemos la sal y el azafrán y dejamos hervir unos dieciocho minutos, habiéndolo probado antes por si hay que rectificar de sal. Y ya está. 

Acompañado de una ensalada de tomate y pimiento en aguasal, hoy hemos comido rápido, sano y barato. 

sábado, 24 de agosto de 2013

Maldito(s) hijo(s) de...

Hoy, cuando hemos llegado a nuestra casa, después de pasar un par de días en la playa, nos hemos encontrado con dos de nuestros perros muertos por envenenamiento: Boby y Tana.

Dos perros pequeños, que ladraban cuando pasaba la gente delante de la casa... ¿eso es motivo? ¿O es que alguien quiere robarnos y callar de esa manera tan sucia a los posibles guardianes? Uno desde hace años, la otra no ha llegado a cumplir un año... os echaremos de menos, mucho.


viernes, 12 de julio de 2013

Los falsos amigos

No me refiero con el título de esta entrada al término lingüístico (falsos amigos son palabras que, a pesar de tener significados diferentes, pueden escribirse o pronunciarse de una manera similar en dos o más idiomas), sino a la gente, en general, que se dicen amigos y no, no pasan de conocidos y algunos con muy mala leche.

Las redes sociales propician aceptar como "amigos" en tu perfil a cientos de personas; evidentemente, en una primera criba que yo hiciera en mi Facebook caerían entre trescientas y cuatrocientas personas, por no ser amigos ni ahora ni nunca, sino en todo caso compartir intereses parecidos y, con esta manera de contacto poder difundir mejor nuestros mensajes.

Por supuesto, a estas alturas yo conozco quiénes son mis amigos de verdad, los más íntimos; después un grupo más amplio de lo denominado como amigos, gente con la que te ves de vez en cuando, te cuentas alegrías y desgracias pero no hay una ligazón tan estrecha; luego viene el grupo de amiguetes ocasionales o conocidos (o incluso desconocidos pero que has tenido un contacto agradable virtual) y por último quiénes fueron amigos en una etapa pasada de mi vida y ahora, por nostalgia, he vuelto a ponerme en contacto con ellos (y con mucho agrado, por cierto), aunque es difícil, aunque no imposible, que se pueda recuperar totalmente una amistad anterior vía online. 

Después de esta taxonomía de la amistad (donde están incluidos familiares también, cada uno en su rango apropiado), quiero destacar que normalmente cuando uno da una noticia que considera muy buena (recientemente, mi finalización de la licenciatura en Filología Hispánica), lo lógico que quienes consideras amigos se alegren por ti e incluso te feliciten (también hay gente en Facebook que no conozco en persona y lo ha hecho).

¿A qué viene todo esto? Pues que me toca las narices que una persona, compañero de trabajo en la Universidad (en otro servicio), utilizara ese sentimiento de orgullo y satisfacción por haber aprobado la carrera, que conoció por la Red, para burlarse de mí, además con público, intentando hacer la gracieta pero quedando patético. Este "amigo" (Jordi), voz en grito y haciendo elocuentes gestos con las manos en alto, repetía por el Campus sin cesar: "¡Ya soy licenciado, ya soy licenciado!", en una actitud que él pensaba jocosa y yo tildaba de patética. 

Como podéis ver, me molestó bastante que utilizara su "amistad" en Internet para tener conocimiento de mis cosas y hacer mofa de ellas; evidentemente, ya lo he borrado de mi lista de amigos de Facebook, porque no me interesa ni que sepa nada más de mí ni yo saber nada de él. Me lo sigo cruzando por el Campus y a muy poca gente en mi vida le he retirado el saludo, así que le sigo saludando y hablando con él, pero no me da la gana de compartir nada más con este "gracioso" personajillo. 

En este mosaico (elaborado por mi amiga Kate), se encuentra un buen número de mis verdaderos amigos.



jueves, 9 de mayo de 2013

Poema sin título

La vida es silencio.
Voces enmudecidas se esfuerzan
en atraer tu atención, 
sirenas voluptuosas hacen mutis
por el foro del pequeño escenario
de tu existencia. Nada. Nadie.
Y tú te quedas solo. Estás acostumbrado
a esta dulce retama. Coges un libro
y recitas, a modo de soliloquio,
los olvidados poemas de un tal 
Whitman, Verlaine, Dante, Hernández...
Tinieblas teñidas de tierno
egoísmo, porque solamente tú
puedes adorarte y odiarte,
ser rey y esclavo, náufrago
maldito en un mar de tranquilidad.,
donde una tempestad traidora
es acogida con delirante amor.
Sed de esperanzas, sed de ilusión,
hasta que el pequeño escenario
sin farándula que lo anime,
cierra sus puertas por ruina.
Marchó la vida.

                                       J.Rafael Sirvent
         Los violines no suenan mal, 2001