La concesión del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación a Google, después de varios años de ser candidato, viene a ser un reconocimiento a todo Internet y su influencia en nuestro mundo. Ya nada es igual desde 1992, año en el que Tim Berners-Lee y Paul F. Kanz introducen la WWW (World Wide Web) en el campo de la comunicación entre ordenadores (que ya existía muchos años antes). La WWW es un sistema de documentos que contienen hipertextos, es decir, textos que remiten a otros textos relacionados, todo ello enlazado y accesible a través del navegador de Internet.
Al facilitarse el acceso y la publicación de páginas web, esto creó un aumento cada vez más rápido de información. Para tener acceso a tanta información, en 1994 se creó un índice de recursos, también llamado directorio: Yahoo. La recopilación de la información era manual y organizada por categorías. Poco después, aparecieron para hacerle competencia los buscadores AltaVista y Lycos, que recuperaban e indexaban la información automáticamente, permitiendo llegar más lejos y rápido a dicha información.
No es hasta 1998 que hizo su presentación Google, de la mano de Sergey Brin y Larry Page y se ha convertido en el líder de a la hora de indizar (8.000 millones de páginas) y buscar por Internet (200 millones de consultas diarias), así como ha sabido ir ampliando sus servicios a multitud de aplicaciones (búsqueda de imágenes, mapas, correo, blogs, biblioteca digital…hasta se ha hecho con YouTube). Hace un año, en mayo de 2007, la cuota de mercado de Google frente a su más cercano rival (Yahoo) era de un 67% a casi un 20%.
Internet y sus buscadores y Google en especial, han cambiado la forma de trabajar, encontrar información, relacionarse y, por fin, de ser de la humanidad. En el acta del jurado, se destacaba que “ha hecho posible, en apenas una década, una gigantesca revolución cultural y ha propiciado el acceso generalizado al conocimiento”. Por eso creo que es absolutamente merecido el premio otorgado ayer.
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